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No me canso de mirar...

Actualizado: 25 ago 2023

"¡No me canso de mirar! Me gustaría que la luz no se fuera, pero entonces ya no sería una puesta de sol..."


¡Foto de 2013 y frase de 2016 para retratar el momento que estoy viviendo! La foto fue tomada unos meses antes de mi boda; la frase fue escrita en un viaje justo antes de dejar mi trabajo como abogada. Ambas reflejan momentos de cambio.

Aquí estoy, una vez más, enfrentándome a grandes cambios (he empezado un nuevo trabajo y vuelvo a cambiar de ciudad) y me he puesto a pensar en lo que estos momentos representan en nuestras vidas.


El cambio da miedo, ¡es un hecho! Lo nuevo asusta y tendemos a intentar resistirnos a ello, al fin y al cabo, lo que ya conocemos es nuestra zona de confort y seguridad. "¿Para qué cambiar si ya está bien?", pensamos. Lo nuevo es un riesgo, es encontrarse con lo desconocido, es atreverse a empezar otra vez, es estar dispuesto a enfrentarse a lo que aún ni siquiera sabemos cómo será. Sí que da mariposas en el estómago, pero... ¿cuál es la belleza detrás de cada cambio?


¿Qué está por venir? ¿Qué experiencias viviré? ¿Qué aprenderé? ¿A quién conoceré? Saber desprenderse de lo viejo y dejar sitio a lo nuevo nos abre a un sinfín de posibilidades y nos permite expandirnos, crear y renovarnos.


Cuando aceptamos que todo está en transformación, resulta más fácil dejar de resistirse. La vida está en constante movimiento y hay que saber bailar con ella. Si afrontamos el cambio con la conciencia de que nada es eterno, el peso se aligera y el "¿y si no sale bien?" desaparece.


Del mismo modo, esta toma de conciencia de que todo se transforma es lo que nos lleva a vivir cada situación con la voluntad de quien quiere aprovecharla al máximo antes de que se acabe. Ahí reside la belleza del cambio.


Es como mi puesta de sol, que mantuvo su encanto precisamente en su transformación...

 
 
 

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